Nuestra Espiritualidad
Nuestra Espiritualidad
Nuestra Espiritualidad
Las FCJs hoy, necesitamos buscar en nuestras historias fundacionales deseos, coraje y sabiduría para vivir con la misma integridad y fidelidad que Marie Madeleine y las FCJs que nos han precedido. Necesitamos conocer nuestra propia experiencia y escuchar los deseos que Dios pone en nuestros corazones. ¡Coraje y confianza, pero sobre todo gran confianza! Dios está con nosotras, está en nuestra historia, nuestra historia tiene raíces y, si lo recibimos de Dios, un futuro lleno de esperanza.
La Regla que hemos elegido es la de San Ignacio, no para caminar en sus huellas sino en las de nuestro Señor Jesucristo.
Tenemos la oportunidad de vivir las Constituciones que Marie Madeleine tanto deseaba darnos. Finalmente en 1985 la Santa Sede las aprobó, con algunas modificaciones pero fieles a los grandes principios de:
- Compañerismo apostólico en discernimiento para la misión
- Servicio para la mayor gloria de Dios
- Unidad y diversidad
- Destacar en la obediencia que nos envía en nuestra misión
- Formación para la libertad interior y la madurez del espíritu.
La manera de ir tomando la identidad de una Fiel Compañera de Jesús es vivir la forma de vida de estas Constituciones que, como nos dice Marie Madeleine, o se siguen totalmente o hay que abandonarlas. Son, en lo que nos es posible, las Constituciones Jesuitas: La Regla que hemos elegido es la de San Ignacio, no para caminar en sus huellas sino en las de nuestro Señor Jesucristo.
Las Constituciones siguen siendo una expresión de nuestra visión para todas las épocas – la visión de la Encarnación como significado de nuestra vida y misión, de hacer a Cristo presente y de encontrarlo presente en todo en este mundo creado, del misterio de la creación en Cristo, para Cristo. Esta forma de vida es una condición esencial para identificarnos con Jesús ‘enviado’; con María y las Santas Mujeres estamos frente al misterio de la cruz y con nuestras vidas damos testimonio de que el amor entregado del Cristo crucificado-resucitado ha vencido. (adaptado del Prólogo a las Constituciones, Breda O’Farrell fcJ)
Llevamos el nombre de Jesús y de la cruz hemos recibido el regalo de su Corazón y la efusión de su Espíritu. María, su Madre, nos ha sido dada como ‘madre y superiora de nuestra Sociedad’. Buscamos, como Marie Madeleine, hacer conocer y amar el nombre de Jesús, su Espíritu, su Corazón y su Madre.
Seguimos a Cristo en su misión salvadora en pobreza, humildad, obediencia y dulzura, cuatro compañeras que deben sernos muy queridas y de las que no debemos separarnos nunca por un instante.
Las FCJs estamos llamadas a seguir a Jesús en fidelidad, a estar al pie de la cruz con María y las santas mujeres y ahí ser una con Cristo en su sed por la venida del reino de Dios. Fortalecidas por la compañía de Jesús y entre nosotras trabajamos juntas al servicio de la Iglesia para construir el cuerpo de Cristo. El deseo de Dios de compartir su ser y su trabajo con la creación, con todos los pueblos, con nosotras, no tiene límites. Juntas somos co-creadoras con Dios, reconocidas por nuestro amor, portadoras de la visión de Dios.